domingo, 1 de septiembre de 2013

Arteleku. Producciones de arte feminista: procesos de conocimiento e interrelaciones generacionales o el engañoso término feminista y la situación relacional de “el cajoncito”






De entrada perdón, por si alguien se siente molesta por el título de esta opinión, no es mi intención.

Acudí a estas jornadas. Imagino que a las personas que las organizaron y participaron más intensamente les puede ser interesante este comentario. También a las que asistimos.

Ya el propio texto inicial con el que se presentaban las jornadas introducía elementos de duda o de interrogación. Efectivamente, se afirmaba en el texto de presentación:
…“Nos interesan las producciones de arte feminista en la medida que se entienden como proceso de conocimiento”… Sin embargo habría que haber leído: nos interesan las producciones de arte feminista solo si se entienden como un proceso de conocimiento. Para ser exactas, habría que haber leído todavía mucho mejor y haber interpretado el texto inicial como: Nos interesan las producciones de arte realizadas por mujeres con alguna referencia o no al feminismo y ello en la medida que se entienda como procesos de conocimiento y por favor, que no se nos clasifique y se diga que estamos en ningún cajón feminista

Pero claro, seguramente no se explico así por las organizadoras, o quizás se hizo pero en voz muy bajita y no nos enteramos. Posiblemente para no caer en contradicción  con la afirmación (de Monique Witting) de que  “Solo lo masculino es abstracto”

Y efectivamente fuimos sentándonos a la mesa dispuesta para “el relato de algunos de estos procesos de conocimiento” y quizás a un menor análisis, a través del  los trabajos de las diferentes artistas y “realizados por ellas mismas”. Cierto que el análisis de l*s artistas suele resultar escaso en este tipo de fácil parapetado formato, por cierto, un formato un poco ya repetido.  

Es verdad y no puedo menos que mostrarme de acuerdo con que “la denominación de arte feminista, su puesta en práctica, responde a una temporalidad y a un contexto concretos” y no todas las artistas (ni “les artistes” que diría Beatriz preciado) que trabajan desde los feminismos se identifican con dicho término.  Tengo que reconocer que este preámbulo me puso en alerta o me llevo a remarcarlo en rojo cuando leí el texto de presentación. Justo en ese momento decidí asistir a las jornadas.

Efectivamente, por curioso que parezca casi ninguna de las artistas ponentes quería ser enmarcada, ni metida en el cajoncito del feminismo.  Arakis sí, menos mal, y eso que no iba de artista sino de ex director del Centro de Montehermoso.

Arakis sí; no solo mantuvo su posicionamiento feminista, sino que reivindicó y explicó el modelo Montehermoso como un modelo de paridad,   también como un ejemplo de cumplimiento democrático ante la ley de igualdad. Abordó diferentes aspectos y es de  resaltar cómo introdujo el debate de cómo la paridad quiere decir igualdad en la excelencia.
María ptqk: La cháchara o la cátedra. Prácticas de conocimiento feministas. Tengo que reconocer que siempre, que leyendo su blog, que me ha encantado la agudeza –rozando el descaro– de María ptqk. Escribiendo esto recuerdo y festejo la frescura que mostró a la hora de reivindicar  la mediocridad también para la paridad; también cómo abordó la idea de que “el sexo del hablante  determina el texto del lenguaje y sus diferentes contenidos y como  muchos se registran en el lenguaje entre mujeres y hombres”.
María se percató de que en el acceso y en la forma femenina al conocimiento, la mujer aparece con voz distorsionada: la cháchara, y analizó este aspecto.  
Dice María PTK, así lo he entendido yo al menos y así lo hago mío también,  que  “el monopolio del lenguaje es la esencia misma del Patriarcado”; que el Patriarcado se lo ha reservado y se ha reservado el monopolio del conocimiento y como desde estos contextos se ha señalado y se entiende la “oralidad Femenina”: se entiende como femenino lo equivoco, lo narrativo, lo superfluo, “la oralidad”, los saberes populares, lo privado…
Sin embargo, es precisamente desde la utilización de la “oralidad”, desde la “cháchara”, desde donde  romper los ámbitos del saber, del conocimiento concebidos como espacios masculinizados.
No puedo mostrarme más que de acuerdo. Una alerta solamente: desgraciadamente la  oralidad también está  y estuvo  penetrada por el patriarcado.  Desde la oralidad también se transmitieron ya las formas y las estructuras patriarcales.  Sirvió a las fuentes de Homero o estaba  en las fuentes de las religiones patriarcales con las que Hesíodo construyó la estructura patriarcal y la arquetípica religiosa griega. ¿Te acuerdas Mnemosina? La antigua oralidad, la cháchara  también fue usurpada  para construirse en patrimonio patriarcal. ¡Qué fuerza no tendrá la cháchara, la oralidad, la trasmisión del cuidado veraz  para que hoy todavía lo podamos advertir como un elemento de reconstrucción y quizás de liberación!
Tras la alerta, un regalo para María. Un extracto de un texto de José Saramago sobre despellejar palabras:

 …”tome las palabras, péselas, mézalas, vea la manera cómo se unen, lo que expresan, descifre el airecillo bellaco con que dicen una cosa por otra y venga a decirme si no se siente mejor después de haberlas desollado. A las palabras hay que arrancarles la piel. No hay otra manera para entender de qué están hechas”…
Vuelvo  a las jornadas.
“No todas las artistas  que trabajan desde los feminismos se identifican con dicho término”.
Y llegó Azucena Vieites con “la práctica artística y el activismo feminista”. Partió del manual de la buena feminista para llegar a la idea de que el sujeto mujer no es monolítico, no todo es binario, no todo es lo opuesto a lo que es el hombre.
Ahora tengo la seguridad que hubiera sido mejor decir y definir los objetivos de las jornadas diciendo que: interesan las producciones de arte realizadas por mujeres, para no llevar a equívocos a cualquier ingenua y declaradamente feminista visitante de las jornadas,  puesto que en el ánimo de las proponentes (y aparentemente en la idea de Azucena Vieties)  es verdad que  ya estaba expuesta la extrema intencionalidad de las jornadas y que reza a continuación:
Hoy en día la producción de arte feminista utiliza diferentes herramientas: reivindicaciones queer, feministas y trans, teorías críticas feministas y queer, concreciones visuales que se proponen desde estos lugares.

 Analizaremos cómo estas herramientas se integran y se ven reflejadas en los procesos de trabajo de diferentes artistas con el fin de identificar las herramientas feministas que son requeridas para dar cuenta de procesos de conocimiento novedosos no legitimados que nos ayuden a transformar las estructuras de la realidad donde habitamos.

El problema está en que ni a través de su ponencia, ni en las jornadas   pudimos averiguar, y menos textar algunas de esas herramientas requeridas Ni supimos cuáles son los conocimientos novedosos legitimados (ni por quién, ni por qué debían ser legitimados)

Ni tampoco qué estructuras de la realidad en donde habitamos queremos transformar.

Sé que Azucena está ocupada en su obra por generar efectos de extrañeza que nos lleve a repensar nuestra relación con lo que nos rodea, si ese era el objetivo: conseguido.
Nadia del Castillo me dejó pensando en los héroes, buscando al sujeto, que dice  que se ha perdido:  el sujeto (la ética)- el objeto- la imagen… que son lo mismo.
¿Dónde quedan los héroes? ¿Ni siquiera en el feminismo como elemento político? Lo siento no quiero recrearme en la  ausencia del objeto. 
Me gustó la obra de Zuhar Iruretagoiena. Ya conocía “ERRE que ERRE”, la piedra que golpea paredes, a un lado y al otro… y me quiero mostrar solidario con  su idea de escultura-dificultad-espacios privativos para las mujeres artistas. Y me encantó video vexations”

Sí, también tenía problema con los dichosos cajoncitos.

Quizás, precisamente el problema fuera que casi ninguna de las artistas ponentes quería ser enmarcada, ni metida en un cajoncito llamado feminismo. 
 “No todas las artistas  que trabajan desde los feminismos se identifican con dicho término”. No era el caso al menos de Itziar Okariz: con su “Capítulo 2 VW”
Me alucina la Okariz y su presencia,  sola,  empoderada,  con su gesto en fuentes, puentes y calzadas emblemáticas. Se siente profundamente feminista.
Dice que ya está bastante codificada Ha percibido durante estos años espacios abiertos que quiere que evolucionen. La apreciación a estas cosas se produce desde el feminismo,  pero desde más cosas  que el feminismo.
Noté un poco de retroceso: ser feminista, la identificación tiene unos costes concretos…
Me gustó el vídeo nuevo, su antigua presencia, su antiguo empoderamiento,  su antiguo gesto, ahora con su hija acompañada.
Gracias a Rosa Parma por enseñarnos su trabajo y a Sahatsa Jáuregui por ser clara y quitarme de la cabeza una excesiva elaboración de su obra y que yo fallidamente intenté interpretar ante su idea –de no construir, de acumulación/clasificación/tatuajes, uñas, cosas pequeñitas, la apropiación de dibujos primarios de amigas más pequeñas… Y “Yo” veía en esa apropiación un ataque al sentido de propiedad y en el repetir y repetir, que se podía atentar con el propio sentido de propiedad… y le pregunto si puedo estar haciendo una interpretación correcta y  me mira alucinando y me dice que no, que en esa SALSA no se plantea nada de eso. Y me dice que todo sólo es una cuestión de método o de herramienta.
Y llegamos a la “Estructura y a la traición” de Ana Laura Aláez… y después de atender a lo de que “el ARTE legitima a la persona por su talento”, nos quedamos a las puertas de saber que ocurre cuando se indaga la problemática que hay detrás de una mujer. Lastima, es evidente: “no todas las artistas se identifican con el término feminista”. Aunque enfrentados a la idea de DANDISMO Y FEMINISMO nos enteramos que ella piensa que a Arakis se le tiene más respeto que si a una mujer se le pusiera  su estética o su superficie.
–Lo bueno en arte contemporáneo es que la obra puede ser entendida como feminista a pesar del* autor* –comenta una persona que asiste a las jornadas y que está a mi lado. Estoy de acuerdo.
Así y todo, yo, que  me he debido quedar anclado con la necesidad de la “Heroín@ y en aquello de las primeras vanguardias, me quedo triste. Me acuerdo de Nadia del Castillo.
Sí, parece que Vieites dice: en ciertos contextos no hay necesidad…, se asume…, se avanza y no hay necesidad de estar reiterando el cajoncito. Quizás sea así… aunque creo que a eso habrá que darle todavía alguna vuelta.
No todas las artistas  que trabajan se identifican con el término feministas, pues están en otro cajoncito.
Me pierdo, no entiendo nada de Jeleton. Mi impresión es que saltaba de  cajoncito en cajoncito intermitente y rápidamente, sin ser de ninguno de ellos.
Me gustó PRO ETO de Lorea Alfaro .

Y me pareció interesante el trabajo de traducción de María José Belbel, aunque no tuviera nada que ver con el arte. Sí, quizás se pudiera encajar como otro objetivo de estas jornadas, que rezaba: “conocer las relaciones que se dan entre las diferentes generaciones”…  

No sé porque ahora me he acordado de otra frase de Monique Wittig:

 …” Todo lo que (…) cuestiona es inmediatamente descalificado como elemental”…

La  exposición de María José Belbel sobre “las políticas de traducción” me hizo reafirmarme en la necesidad de intentar entender el  feminismo como un elemento político a engrosar en el paradigma de liberación humana. También el de la “producción de arte feminista”, aunque a todo eso ahora se le llame cajoncitos.  


Información sobre estas jornadas:

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