domingo, 13 de noviembre de 2011

Lamarain dixit



La nueva Diputada de Cultura, Itziar Lamarain ha hablado, por fin, después de cinco meses de absoluto silencio.

Y ha hablado para echar por tierra más de tres años de experiencia democrática, la colaboración entre Diputación y Asamblea Amarika

No encontraba el momento de salir de su silencio. A pesar de que no encontrara tampoco el momento de dialogar con la Asamblea Amarika durante estos meses, se le ha intentado explicar, por todas las vías directas o indirectas posibles, lo que ha supuesto la actividad de co-gestión de diferentes espacios expositivos, pero no lo ha entendido, o lo que es peor, no está de acuerdo con que la cultura se democratice y sea participada por los ciudadanos. La Sra. Lamarain dixit que no financiará “estructuras paralelas” ofreciéndonos así una corta visión de la necesaria participación ciudadana. Cree que Asamblea Amarika es una empresa cultural. Confunde empresa, con colaboración y participación desinteresada sin ánimo de lucro.

No se sabe quién ha asesorado a la Diputada en su llegada a Álava, pero el criterio y el injustificado silencio que ha empleado durante estos meses y la endogámica salida que ha tenido ahora, intentando enfrentar a los funcionarios con la Asamblea Amarika, según la Diputada “acorralados”, no se puede aceptar por la comunidad de artistas.

Ha llegado con orejeras y no ha entendido el proyecto de participación democrática y co-gestión de la Asamblea Amarika, calificada por el Observatorio Vasco de Cultura como un modelo innovador y ejemplar de gestión cultural. Un modelo que se ha constituido como referente y que ha sido invitado a ser explicado en muchos centros de arte, encuentros o conferencias en todo el Estado. Siempre podría haber preguntado. Pero optó, ante el necesario diálogo, por dar la callada por respuesta y ahora ha actuado adoptando la actitud del “yo dispongo sin atender razones”

La Señora Diputada no ha podido echar mano en la verbalización de su negativa a la continuidad de actuación de la Asamblea Amarika ni poner como pretexto o aducir al gasto excesivo de la Asamblea como lo ha hecho con otras iniciativas, y como parece injustamente, con el Consejo Asesor de las Artes

Durante estos años y desde el entorno del arte ondeaba la preocupación sobre si la gestión compartida valía, entre otras cosas, para precarizar la creatividad y la situación de los y las artistas, pues las congelaciones y recortes de las cantidades asignadas eran las mismas desde hace cinco años y sufrían cada año más y más recortes. Pero se aguantó y se colaboró.

Es lamentable que se olviden de que las personas creadoras o artistas también comen, se derribe el trabajo desinteresado de tantas personas, de tantos artistas locales, y que además no se dé valor, ni se pregunte al menos su opinión. De nuevo, como en antaño, tal y como ha expresado la Sr. Lamarain se llevará a las personas creadoras a llamar a la ventanilla “para ver si es aceptada” la cultura por una persona de la institución.

La Diputada piensa que participación democrática es “externalización” y en un curioso juego de palabras, por no adjetivarlo de otra manera, ella y la corriente política que representa, por otro lado campeonas de la externalización de las tareas públicas durante los últimos años, se nos presentan ahora como las adalides defensoras de lo público. No es creíble.

Retrocedemos con esta manera de entender la cultura y con estas decisiones a hace10 años, al gobierno del Sr. Rabanera. Retrocedemos justo al momento en que se anuncio el cierre de la Sala Amarika; una decisión que supuso una importante respuesta y la primera iniciativa legislativa popular que suscribieron y apoyaron más de 7000 personas de Vitoria y a los que ese gobierno negó la palabra, y el debate de la propia iniciativa popular, y por tanto, el desarrollo de las decisiones con más calidad democrática.

Pero llegó la gestión compartida y la reapertura de la sala y con ella una brillante etapa de apoyo al arte joven, contemporáneo y local.

Evidentemente, la Diputada tiene la capacidad de acabar con este bagaje y con todos estos procesos de participación democrática. Una sola persona, una, por sí sola, puede tirar por tierra todo un esfuerzo colectivo. Es una capacidad que le otorga un sistema con claro déficit democrático y que evidentemente habría que modificar.

El problema generado, no es que amparándose en una crisis económica que la ciudadanía no ha creado y que como siempre paga la cultura, realice recortes. El problema no es, que también, que la Diputada se haya abonado al recurrente club de que “cómo hay crisis, mi política cultural será la de la congelación y el recorte de recursos”, al igual que en el tristemente caso del Artium. O que confunda cultura con promoción turística y arte con réditos económicos. El problema es que su política hace retroceder y paraliza importantes y avanzadas experiencias participativas e ilusiones democráticas.

Que la Diputada de Cultura se escude en los funcionarios, intentando enfrentarlos a procesos asamblearios abiertos, como lo es la Asamblea Amárika y diciendo que se les “ha arrinconado a los funcionarios en su tarea”, sencillamente no es cierto y se falta a la verdad cuando se hacen esas afirmaciones. Sería necesario en este caso, que se retracte de lo dicho.

La actitud, ahora anunciada por la Sra. Lamarain, no está a la altura del trabajo desarrollado, pues no lo tiene en cuenta. Pero no porque éste no haya sido brillante, que sí lo ha sido, sino porque no está de acuerdo con las políticas de colaboración, correspopnsabilidad y participación democrática y así, elimina la gestión participativa. También lo que ha supuesto durante estos años el esfuerzo de las personas de la Asamblea Amarika y cómo desde el principio todas ellas vieron la necesidad de construir una asamblea lo más integradora y representativa posible. Si algo caracteriza a la Asamblea Amárika es su aspecto no lucrativo, de asamblea siempre abierta en todas las tomas de sus decisiones y abierta en esas decisiones a toda persona creadora que en ese momento se encuentre en la asamblea. También, su esfuerzo por motivar y recoger la mayor presencia de la comunidad artística. Algo que es la primera vez que ocurre en Álava y que no se puede perder.

Esperemos que en un futuro aparezcan espacios de diálogo y donde se dijo “dixit” se entienda corresponsabilidad y que la gestión de la cultura se entienda como una carrera de relevos, a la que aportar cosas positivas, pero continuando la carrera.

José V. Cos

No hay comentarios: